lunes, 31 de diciembre de 2018

Emigré (uno más de la estadística) por Leonardo Laverde B.

Hace tiempo que no escribía nada por aquí. La razón: mi ánimo, mi atención y mi tiempo han estado ocupados últimamente en un proceso personal, que a la vez forma parte de un fenómeno no solo colectivo, sino masivo. Soy uno de los millones de venezolanos que han partido de su tierra natal, en búsqueda de... Leer más

domingo, 30 de diciembre de 2018

HAY PERSONAS

Hoy (29-12/2018) por casualidad, a través de un grupo de WhatsApp al cual fui agregado por algún conocido y compañero de un curso-taller recién culminado, recibí un enlace a YouTube de un video titulado “tributo a Facundo Cabral”(7 11 11) del entrevistador Alexis Valdez. Hago referencia a esto solo a manera de introducción a lo que me llevó después de ver el video.

De Facundo Cabral comencé a oír en la época en que presentaba sus conciertos “Lo Cortez no quita lo Cabral” con Alberto Cortez, de quién si había oído más, como cantante y sus canciones. Nunca fui “fan” de ninguno de los dos, aunque me agradaban las canciones de Alberto Cortez, pero este hecho hizo que me llamara la atención el mencionado video. Luego de verlo, quise aceptar la invitación del presentador de conocer más de Facundo Cabral y de ahí salte a buscar su biografía.

La biografía de Facundo Cabral es sumamente interesante, un niño humilde que sale de su casa, tiene la voluntad, la decisión, la tenacidad, la persistencia, el talento y la inteligencia de saber administrar esa oportunidad que la vida (o el destino) le dio a partir del generoso momento que alguien (¿visionario?) lo vio con guitarra en mano. Es semejante a muchas otras (no igual) de grandes hombres y mujeres pero todas con diferentes matices, circunstancias, éxitos y finales.

Pero lo que quiero destacar no es su interesante historia sino la circunstancia que me hizo reflexionar sobre el por qué me llamó la atención ese tributo y querer ver el vide- o; recordando la primera vez que oí el nombre de Facundo Cabral. Sentí algo así como si conociera su trayectoria desde tiempos antes (aunque no le paré mucho hasta ahora) y no por que estuviera haciendo dúo con Alberto Cortez, de quien sí tenía conocimiento. Hago referencia a esto porque algo similar me sucedió cuando oí hablar del dramaturgo y director de teatro Levy Rossell Daal; sentí que sí, que era uno de los me jores directores venezolanos del momento (como si hubiera seguido su trayectoria pro fesional con anterioridad). Cuando lo conocí personalmente, 30 años después (más o menos) en un taller propedéutico que realizó para la realización de su película “Vimazoluleka”, confirmé esa sensación. Tiempo después, he pensado que de alguna ma­nera, él también tuvo la sensación de haberme tenido anteriormente en alguno de sus cursos; digo esto por el deferente trato que me dispensó durante el tiempo que pertenecí a su grupo, hasta su lamen­ta­ble muerte.


Me pregunto si a otras personas les habrá pasado lo mismo, conocer de alguien y sentir que hay una familiaridad de conocimiento o trato, que a conciencia no hay. ¿O es que “HAY PERSONAS” cuya personalidad tiene la magia de impactar a otros, práctica mente a priori? Esto independientemente de que ejerza o no una influencia en las personas que ha impactado.